domingo, 18 de junio de 2006

cuadernillo de comuicación popular

Juan Carlos La Rosa Velazco

Repasemos los modelos de comunicación de la mano
de Mario Kaplún y Pablo Freire

  1. El gran maestro, el venerable patrón y el comunicador social.

La generación que llegó adulta al siglo 21 conoció a este personaje, bebió de su sabiduría, disfrutó del privilegio de tener un gran maestro en la escuela primaria, un hombre que superaba en sabiduría a todos, en nuestro pueblo o comunidad.

Este hombre podía ser severo, amable, protector, paternal, castigador, pero aceptarlo era importante, de otro modo, era imposible aprender, ya que él tenía el conocimiento y nosotros éramos una totuma vacía, inquieta y juguetona.

Este maestro, era el modelo a imitar, centro del sistema educativo en la sociedad industrial, burguesa y capitalista. Nos enseña el mundo desde la patria, y la patria es el Estado nacional burgués. Nos enseña a respetar las leyes y a las “autoridades” que la encarnan. La autoridad es el patrón, es el policía, es el funcionario, el comunicador social, son las instituciones, y el maestro es la institución escuela de este poder.

Lo importante para el maestro es que el individuo aprenda, que acumule conocimientos, y que entienda que esto y su buen comportamiento son los que le van a permitir trascender en la sociedad, “ser útiles a la patria”.

Este modelo funcionó en el marco de la sociedad industrial capitalista, que por exigencia de la producción de manufactura incorporó grandes masas de obreros a la producción, a los que había que calificar rápidamente y crearles un modo de vida en el que ellos y su familia estuvieran medianamente a gusto. Era importante que los obreros aceptaran el poder del patrón y la necesidad de ser productivos.

De la mujer barbuda a Sábado Sensacional

A este modelo educativo corresponde un modo de comunicación, donde también se destacan los “grandes comunicadores” que marcan a las multitudes radiofónicas y telespectadoras por generaciones. Grandes espectáculos para entretener a las grandes mayorías donde se reciclan los entretenimientos feudales, los fenómenos que retan a la muerte, y los payasos, ¡es el circo!

A esto vino a sumarse la masificación de los medios de comunicación

que transmitían los mensajes de la dominación con una velocidad inimaginable en los siglos anteriores.

Surgió en estos medios un personaje equivalente al del gran maestro. El de los grandes moderadores, que marcaron una generación completa, permaneciendo a nuestro lado, más allá de la escuela y hasta nuestra edad adulta. Entre estos grandes comunicadores muchos recuerdan en Venezuela a: Renny Ottolina, a Amador Bendayán y Musiú La Cavallerie, entre otros. Verdaderos modelos a imitar, con autoridad en nuestro proceder, dueños de nuestro entretenimiento y de nuestros gustos, incluso de nuestros vicios.

Hemos creado un monstruo, hay que conseguirle una jaula

Pero el sistema capitalista, en el que unos pocos poseen todos los medios de producción y todos los demás vendemos nuestra fuerza de trabajo, no es perfecto. Este sistema de dominación social se desgastó y se fue haciendo insuficiente, ya que de la abundancia de información y de maestros y comunicadores tan sabios, surgían inconformes con el hambre, con la injusticia social, con las guerras y con la depredación del ambiente. Tanto conocimiento frente a una dura realidad social, puso a pensar cada vez, a más seres humanos. Además, al sistema capitalista le resultó imposible conciliar los avances tecnológicos que elevaban la producción usando menos mano de obra, con la necesidad de ocupación, salud, educación y alimentación de las mayorías. Como siempre, optaron por las ganancias y por ganar la competencia.

Sherlock Holmes, Columbo y El Súper Agente 86

Para quienes no se adaptaban o quedaban fuera de este sistema de opresión, estaban las cárceles y la represión policial, desarrolladas en un sistema cada vez más complejo que también se puso para la época, un memorable disfraz comunicacional: el del gran policía solitario que resolvía todos los crímenes y protegía a los indefensos.

  1. El perro entrenado, el programador y el espectáculo de la miseria.

El gran ejército de excluidos fue aumentando, ahora, hoy en día, la mayor parte de los trabajadores no tienen ocupación formal y los extremos de la miseria y el hambre condenan a la mayor parte de la especie humana a una vida al borde de la muerte, que contrasta con los niveles de vida de los reducidos sectores sociales que controlan y administran los grandes negocios mundiales.

Para esta situación no se requería una educación donde el maestro fuera importante, el patrón y todos los personajes del poder necesitaban hacerse invisibles, no era buena idea asumir la responsabilidad de las injusticias y desequilibrios.

De ahí surgieron todas las técnicas instruccionales o de entrenamiento que eliminan o reducen la presencia del maestro, su metodología garantiza la retroalimentación (feedback) de los entrenados, pero sólo para chequear que el individuo dé las respuestas previstas en el programa.

Es claro en estos programas de entrenamiento que la responsabilidad de tu destino está en tus manos y que por deducción lógica, la pobreza es un asunto de “actitud” de los pobres. El capitalismo no intenta resolver el problema de los excluidos, sólo intenta controlarlos y evitar que “ese muerto les caiga encima”.

Capacitados para el trabajo, ¡sólo para el trabajo!:

También era urgente evitar la acumulación de conocimientos que no se requerían para el trabajo y que para colmo le permitían al obrero tener elementos para la reflexión consciente sobre su realidad. Para la producción capitalista, hoy sólo se requieren individuos entrenados para hacer y actuar, en función de instructivos hechos a la medida de las necesidades de producción y consumo de bienes. Verdaderos robots.

La disciplina informativa más desarrollada en este tiempo es la publicidad, millones de imágenes muestran la oferta capitalista que sobrepasa lo que la gente realmente necesita, generando frustración, complejos y desesperación, ya que las mayorías no pueden acceder a esta oferta.

Sin embargo, desde el hambre y la miseria, también se ha generado una poderosa industria que oferta ilusiones, estás son más baratas que los bienes materiales del lujo burgués. Por eso quienes no tienen el poder económico para vivir como los grandes empresarios, viven la ilusión de esa vida, a través del crédito, de las telenovelas, de las loterías, juegos y apuestas, de la ostentación de lo que no se tiene, de las imitaciones, de los disfraces con los que el mercado nos permite parecernos a lo que se nos enseñó a anhelar.

De Cuánto vale el show a Laura en América

Ya los grandes entretenimientos de masas no funcionan, la gente se cansa rápido de ellos, el extremo mas rabioso es la pornografía, “nadie se masturba dos veces con la misma revista”, antes íbamos a ver a los fenómenos del circo y del deporte en los grandes escenarios: el hombre bestia y Maradona. Hoy, en estos programas, aplaudimos y nos reímos de nosotros mismos, de nuestra hambre, de nuestra miseria, de la violencia y el abuso en nuestras comunidades. Ahora, el espectáculo somos nosotros.

“Muérase de hambre y de ignorancia en televisión y se llevará fabulosos premios”, parece ser el llamado al que acuden millares de anónimos enfermos de identidad, que van a los “casting” de los reality show para tener una oportunidad de ser parte del mundo que vale la pena, el de las ilusiones.

Esta versión última del espectáculo ya no te propone superarte, sino reafirmarte en tu miseria y conformarte. Ya no te puedes pelear por un lugar en el cielo, pero puedes conseguir un cómodo puesto en el fango.

Rambo, Robocop y las cárceles de la miseria

Para quienes no se adaptan o anulan en este sistema que abarca la etapa supranacional y neoliberal del capitalismo mundial, ya las cárceles no son suficientes, los niveles de exclusión social las han hecho obsoletas como instituciones de control. Es entonces cuando los distritos policiales, (nuestros barrios y comunidades populares), son decretados verdaderos pabellones carcelarios y se legitima en ellos el control de las mafias que negocian permanentemente con la policía.

El disfraz comunicacional de esta época, legitima a los grupos especiales de represión y a los paramilitares que eliminan y que mantienen a raya a los habitantes de estos oscuros huecos sociales donde, casualmente, vive la mayor parte de la humanidad. A esta política de represión se le publicita como:”cero tolerancia” por los técnicos policiales del sistema capitalista mundial.

  1. Comunicación de cimarrones, caribes, montoneras, y hombres libres.

No podemos sacar de la chistera de un mago o de un laboratorio de científicos locos, un modelo de comunicación y de educación que desde los ideales de la libertad y de la justicia social, le dé respuesta a los modelos mezquinos de la sociedad burguesa.

Nuestra humanidad, desde su diversidad y multiculturalidad, ha luchado mayoritariamente contra la opresión y la dominación y ha generado una memoria bien integral de la resistencia compartida por las mayorías, es de ahí que podemos, no crear, sino deducir el modelo de comunicación, de educación y de sociedad que ha dado respuesta desde lo humano, desde la resistencia colectiva, al modo privativo de la comunicación capitalista.

Examinemos un momento nuestra historia patria para recordar algunas cosas: la guerra de liberación del imperio español.

Los patriotas no lograron poner el viento a su favor hasta que no integraron a las grandes mayorías oprimidas a la guerra, convirtiéndola en una guerra popular, de todo el pueblo, mediante el reconocimiento de las aspiraciones y maneras de hacer, vivir y pelear de los grupos sociales que participaron en esas montoneras populares: los negros cimarrones, los indígenas, los mestizos, y los blancos pata en el suelo.

Ribas era mulato, Piar era zambo y Boves venía de abajo

Antes de esto, empeñados en una guerra de la minoría mantuana, no valoraron a Ribas y a Piar y recibieron una dura lección del pulpero y tenedor de caballos, José Tomás Boves.

Luego pasaron a la guerra no convencional de la mano de las montoneras populares y de sus grandes jefes, le quitaron la iniciativa al imperio, inventaron una disciplina de la guerra aún no estudiada y mucho menos comprendida por la ciencia militar. Vencieron a sus enemigos en toda Nuestra América, hundiendo para siempre al imperio español. Pero al final, las condiciones históricas y políticas determinaron la traición a las grandes consignas que movilizaron el potencial civilizatorio de estas multitudes, permitieron que la derrotada oligarquía criolla de la 1ra república prevaleciera en el poder, escribiendo la historia mediocre que aún hoy enseñan en muchos libros de historia.

¿Pero, cómo lo hicieron?, ¿cómo pudieron vencer a un ejército tan poderoso y fogueado en la guerra como el español?: pues, mediante un vigoroso proceso de aprendizaje de sus propias experiencias y, de intercambio de saberes con la enorme diversidad de voluntades convocadas por esta gesta libertaria, también gracias a la memoria de resistencia que comenzó con el secuestro de un ciudadano aibangala o bantú en África para traerlo a las antillas a ser esclavo de hacienda y con el juramento del jefe Caribe Guaicaipuro, cuando prefirió la muerte a la opresión.

Esta experiencia supone un gran esfuerzo educativo de multitudes y un gran flujo comunicacional entre ellas. A cada experiencia de guerra la seguía una experiencia colectiva de asimilación de errores y aciertos, de revisión de referencias para mejorar las acciones, se renovaban y consolidaban liderazgos y se multiplicaba lo aprendido para hacerlo ejercicio común en todas las partidas de guerrilla.

En toda esta dinámica vertiginosa de la guerra de liberación e independencia, vertiginosa en la transmisión de ideas y en la producción de conocimientos, el proceso deducible es acción, reflexión, acción y este proceso se dio en forma continua por una larga etapa que fue revolucionaria en la historia de nuestro continente.

De esta experiencia histórica no surgió solamente una forma victoriosa de hacer la guerra que dejó cómo saldo la liberación de un continente, sino también una idea de patria, que hoy llamamos bolivariana, traicionada por las oligarquía dominante que anuló del cuento el protagonismo de las multitudes humildes en la contienda.

¿Donde está el General?

Los generales de las academias imperiales pasados a la causa patriota tuvieron que desaprender, e integrarse al proceso de intercambio de saberes colectivos, o de lo contrario perecer frágiles a los avatares de una guerra sin treguas. Los que lograron integrarse a la montonera y aprender a cabalgar descalzos, se convirtieron en Taitas, en Cuchos, en jefes que fueron verdaderas leyendas vivientes, que no eran otra cosa que el reflejo de las aspiraciones ancestrales del pueblo.

¿Sirvió de algo la teoría de la guerra y los modelos existentes para la época?, ¡Claro que sí!, en la medida que el pueblo les dio contexto, y, además para entender como pensaban los del otro bando godo. No fue fácil, ya que el enemigo también aprendió. Fue una guerra larga y sangrienta.

En este modelo de comunicación no existe el gran arquetipo del poder, porque la educación y la comunicación es un proceso entre iguales, las dinámicas de liderazgo son tan variadas como lo permite el contexto sociocultural en que las experiencias suceden. No existe el programador, ya que los que participan en el proceso, son sujetos conscientes, en plenitud humana, social y cultural.

El brollo, la periquera, la cháchara y el palabrero:

Aproximaciones a un concepto de comunicación desde las comunidades populares.

Los periódicos y los grandes medios de comunicación hacen lo posible por moldear el gusto de las mayorías y adocenarlas para la aceptación de una manera de ver el mundo. En este cometido han tenido un considerable pero relativo éxito. Muchos vecinos viven con la idea de tener parte en el mundo construido desde la comunicación privada: la última canción del “hip parade”, el reciclaje de artistas, animadores políticos de moda, el morbo de las secciones policiales en los periódicos y noticieros, las loterías, los chismes de farándula, las vacaciones de la cantante con el magnate, etc.

Arriba en mi calle se prendió la fiesta

Sin embargo, al caer la noche, todavía las calles de nuestras comunidades y caseríos se iluminan de bombillas se abren las puertas que dan al frente y se sacan las silletas. Es la hora de la cháchara, de los cuentos de los viejos, de compartir el chisme o del brollo local, de comentar las noticias, de los chistes, de las parodias infantiles del baile de moda, de los juegos colectivos, también es la hora de la reunión del comité y de las visitas y escapadas de los novios y novias, la hora de los ensayos de tambores, cuatros y clarinetes, la hora cuando los trabajadores regresan cansados del trabajo, la hora de distracción de las trabajadoras domésticas, es, en definitiva, la hora de nuestro noticiero endógeno y autogestionario. No en vano es la hora de programación más cuidada por los grandes medios privados.

De nuestra herencia histórica, social y cultural hemos preservado nuestra identidad como pueblo, hemos vivido nuestros arraigos y afectos: la comida, el amor, las organizaciones, la solidaridad, las costumbres, la música, la fiesta, una manera de vivir el tiempo, los conocimientos más útiles, en fin nuestro sentido común.

Contra ese sentido común, vale decir comunal, para debilitar el espacio donde la memoria es posible, conspira todo el sistema comunicacional y educativo burgués, para el cual, esa integralidad cultural de los pobres, perturba la cadena comercial y los patrones de consumo de la economía capitalista, que como hemos dicho requiere consumidores prestos a la oferta suntuaria y mano de obra programada para hacer su parte, incluso la de esperar por una vacante en la oferta de empleo.

“Teleplus” y “notibeto”, de la imposición al diálogo hay un trecho

Chavela dice que el aceite comestible amaneció con nuevo precio, mientras hace la cola acostumbrada en la bodeguita de Beto, se inicia un proceso de intercambio entre amigas y comadres, todas iguales en condición, vecinas del mismo barrio, de diversa ubicación política. En ese intercambio se diagnostica la situación económica y social, se escuchan las quejas, se dirime quién tiene la responsabilidad de dicho aumento, hay interés por quién entre ellas será más afectada por la difícil situación laboral de su esposo, se estrechan lazos, tal vez una reunión para seguir conversando, tal vez una idea para actuar juntas, se comparten emociones entrañables, hay lo que se llama diálogo en la integral acepción de ese término.

“Sólo el diálogo comunica” dice el compañero Pablo Freire, uno de los padres de la Educación Liberadora, metodología surgida de las experiencias de muchos maestros revolucionarios socialistas y cristianos en el seno de las comunidades populares.

Los burgueses y sus medios nada entienden de esto, ellos llaman diálogo a contratar a una actriz, lo más parecida a Chavela, para que en una cuña televisiva, venda su aceite comestible como el mejor de los que se pueden conseguir en la bodeguita de Beto.

Esa noche en el noticiero, los medios de comunicación entrevistan a dos mujeres anónimas en un mercado, quejándose del aumento a un bodeguero anónimo preocupado por la baja en las ventas, a los de la cámara empresarial de alimentos, el “señor tal” y el respetado “don fulano” dando las justas razones para el incremento del rubro, y a varios ministros del ramo y “expertos reconocidos”, explicando las grandes soluciones al pequeño problema de Chavela y sus vecinas.

El gran noticiero reconoce que los afectados existen, pero todo el problema es un asunto a resolver por los sectores del poder y por sus protagonistas. Si encuentran una solución entre ellos (los factores de la economía) o si la solución fue el aumento mismo, asunto resuelto. El pueblo llano estará bien, ya que quienes motorizan la economía y el empleo, quienes deciden los precios, lo están.

Chavela tiene una sola oportunidad de aparecer con su nombre y apellido, cuando la identidad de la miseria entretiene y distrae, es espectáculo (se sacó la lotería), o cuando el poder necesita justificar sus reacomodos, (abrazando a un candidato en una cuña).

Mientras tanto, en los pequeños diálogos de las bodeguitas ha empezado otro noticiero a funcionar, colectivo, igualitario, diverso, generador de conocimientos y de organización, solidario, insurgente, cuestionador del poder, vivo en definitiva.

Comunicación alternativa:
Inventario de lo posible

Tú me tiras las cajas, yo te tiro los cajones, Qué siga la fiesta…

¿Cómo cuidamos y fortalecemos la fiesta?, ¿cómo preservamos la memoria, cómo potenciamos los elementos de liberación de la cultura popular? ¿Desde dónde podemos hacer ejercicios de libertad cada vez más conscientes?, ¿cómo hacemos del estar juntos una solución a nuestras necesidades y carencias?, ¿dónde seguir aprendiendo?

Los poderes creadores del pueblo

Tenemos que hacer que el territorio de nuestras comunidades sea ganado para estos ejercicios de libertad y no para que la cultura dominante prolongue su alienación. Que en las comunidades se fortalezca la comunicación del diálogo, la que construye paz, la de la alegría de estar juntos, la que nos recuerda de donde venimos y quiénes somos y nos menciona por nuestros nombres y se realiza en nuestra voz y en nuestro rostro. La que es arte libre y desata nuestro potencial creador.

La escuela

Tiempo en abundancia, para la fiesta, para la libertad, para la memoria, para la dignidad.

La escuela es un sitio cerrado de cuatro paredes en las que guardamos a nuestros hijos y a nuestras hijas a cargo de celadores mientras vamos al trabajo, aprenden a obedecer al poder y a operar las máquinas que les indicarán con sus sonidos el tiempo de la vida.

La escuela está aislada de la comunidad y nuestros niños y niñas aprenden en la escuela a ser islas sin identidad. La primera tarea es tomar la escuela y convertirla en el centro de todo nuestro quehacer consciente y organizado. ¡La escuela es del barrio!

Dos cosas que hacer sobre la escuela: la primera, es desterrar la división entre alumnado, profesorado. Las premisas para esta batalla están implícitas en el Proyecto Educativo Nacional: Nadie enseña a nadie, nadie aprende solo, aprendemos en colectivo.

Esto se logra integrando a los representantes como alumnos y a veces como profesores al plan educativo, generando una encantadora confusión que permita intercambiar los roles e implantar un diálogo de saberes donde se recupere la memoria y el conocimiento ancestral, la revalorización de la vida cotidiana y su ejercicio conciente y crítico y la experiencia como generadora de conocimiento.

Y, la segunda tarea es romper con la fragmentación y clasificación del conocimiento representada en los horarios, en las materias, en las evaluaciones. La manera es quitarle tiempo al esquema impositivo de conocimiento (clase tradicional), y consagrarlo a lo espacios donde la libertad para dudar, experimentar, conversar y jugar sean compartidas entre iguales.

Andando este camino, las paredes de la escuela nos limitan, teniendo tanta curiosidad por lo que Chavela sabe de las hierbas medicinales, y por los versos antiguos que canta Beto el bodeguero. La poesía se vuela las paredes y la comunidad es la escuela.

Los murales

Las paredes hablan y cuentan

Una parte importante de nuestras comunidades son urbanas y están llenas de concreto y de rejas con las que nos protegemos precariamente de la intemperie, pero, sobre todo, de nosotros mismos. Sin embargo, siempre dejamos un huequito por donde pasarle el majarete a la vecina.

Podemos pintar esas paredes con hermosos murales donde participen mujeres, hombres, niñas y niños, viejitas y viejitos. Cada mural puede ser una fiesta donde el sancocho alcanza para todos y la música, y el baile nos anochecen.

Pero no pintemos un mural como esos de la publicidad o los de las elecciones, donde nos dicen qué hacer y qué parecer. No imitemos esa propaganda de la dominación. Contemos más bien historias, nuestras alegrías, nuestras preocupaciones, nuestra organización, nuestras luchas nuestros héroes comunales, nuestros ancestros, los colores de todos, el trazo colectivo.

Muñecos, zanqueros, cuentacuentos y máscaras

Las mismas cosas que decimos en el mural, las podemos contar con muñecos, y con teatro de la calle, comunal, se requiere poco, saber usar lo que desperdiciamos, y las niñas y niños se divierten y comienzan a inventar sus propias historias con las que juegan y reinventan el uso de los materiales y de las máscaras. Dijo algún sabiondo, que el hombre aprende jugando y que es humano cuando juega.

También pueden servir para explicar mejor un problema en una asamblea y para acompañarnos a protestar frente a la oficina del Alcalde. El teatro facilita el ejercicio de nuestro cuerpo y de nuestra palabra para la comunicación libre, ya que avergonzándonos del primero, e inseguros de la segunda -“yo no sé hablar”- nos han hecho callar y creer que es otro el cuerpo que debe verse, y es otra la palabra que debe escucharse.

El periódico popular

Como se redacta una noticia democrática

No hagas ahora un periódico para difundir solo tus ideas, ponlas junto a las de muchos. Parece que para comenzar esa tarea es importante que muchos se sientan incluidos. Realiza discusiones con las organizaciones y activistas sociales respetados en tu comunidad, sobre la necesidad de tener este periódico y las cosas más urgentes que deben abordarse informativamente en él.

Aún después de esta consulta pregúntate quiénes protagonizan las luchas y se reúnen. Quiénes están cometiendo los errores que nos afectan y si te darían cita. Vete a la reunión o a la asamblea y participa, pregunta; vete a la oficina del funcionario y entrevístalo. Recuerda que tú estás del lado de lo intereses populares y él del gobierno. Pero trata de sacarle respuestas que a la comunidad puedan servirle, no eres imparcial, tu lado es el de la comunidad y el de sus organizaciones, propón como el que más.

La imparcialidad es una trampa de la comunicación dominante, el respeto a la diversidad, la paz y la democracia son lo nuestro.

Asume tu tarea de intermediador comunicacional, con respeto y consideración a la dignidad humana, siempre buscando el diálogo y a los caminos de la convivencia y la paz, entre los valores a defender, no olvides la dignidad de la comunidad, no vale la pena lo que se consigue si nos desmoraliza y nos desune, generalmente es una trampa de poder. No intentes representar a la comunidad, tú eres un delegado más, encargado de registrar y difundir nuestra lucha.

Trata de relacionar el tema, por ejemplo, de los techos de asbesto, con el contexto del problema: ¿desde cuándo se sabe que es contaminante y cancerígeno?, ¿qué han hecho otros gobiernos?, ¿cuando el constructor Machado Zuluaga y Caldera, construyeron estas casitas, ya se sabía el efecto contaminante de los materiales utilizados?, ¿qué han hecho otros gobiernos en el mundo con este problema?, ¿se sigue fabricando este material?, ¿podemos revisar las estadísticas de enfermedades respiratorias en nuestra comunidad? ¿cuáles son los síntomas de la asbestosis?, ¿cuántas casas con asbesto tenemos?

Promueve la metodología del registro abierto* en las reuniones y asambleas, para que te sea fácil recoger la diversidad de opiniones de la gente.

*en papelógrafos grandes, varios redactores llevan la minuta de las intervenciones, de manera que los participantes puedan revisar el registro y corregirlo, luego se deducen las propuestas consenso en colectivo, se debaten las diferencias y se elabora una acta compartida.

En los grandes medios tú y tus vecinos son la masa anónima, en tu pequeño periódico tienen identidad, palabra y rostro.

Algunos valores para hacer noticias democráticas:

Nosotros no andamos en el cuento chino de la imparcialidad de la prensa privada, nosotros, los comunicadores populares, nos ponemos respetuosamente de un lado, el de las mayorías desposeídas, y desde ahí, impulsamos una compensación y una reivindicación de la palabra de los humildes, que ha sido silenciada históricamente.

Nosotros no mostramos la miseria, tampoco la ocultamos, mostramos cómo la gente la enfrenta y la vence.

Nuestros medios no se deben financiar con recursos provenientes de organizaciones o instituciones que dañen o lesionen los intereses de las comunidades en lucha y del medio ambiente.

Tinta, papel, tijera, teclas y ratones

Ahora es más fácil montar un periódico, existen programas de computadora que te dan un nivel de diseño de buena calidad, trata de desmitificar las herramientas y que esta tarea la aprendan muchos compas. Indaga si alguien tiene habilidades para el dibujo que les permita integrar al periódico ilustraciones.

Un periódico puede ser también mural o cartelera, completamente gráfico, si en la gráfica está bien contada la historia, puede tener una versión en Internet, para compartirlo con otras comunidades, y difundir nuestras luchas.

Y, ¿pa´ escribir el cuento cómo hago?…

Hay que leer e investigar mucho, no es mala la idea de un taller de redacción. Pero sólo escribiremos mejor mientras más leamos y escribamos.

La radio parlante

La corneta salinera:

Daniel y Manuela se han dejado de vainas y han decidido superar la poca participación de la gente en la cooperativa de consumo del barrio Las Salinas, hicieron unas rifas y una verbena y compraron un sonido móvil que le instalaron al carro, una planta con cassetera y entrada de micrófono y dos cornetas en el techo del destartalado carrito de Manuela. La bautizaron “la corneta salinera”, la que dice lo que pasa, lo que duele y lo que amasa. Clarín de los que conquistan el pan con esfuerzo y dignidad.

Salen una vez a la semana con mensajes cortos sobre convocatorias a las reuniones y a participar en la cooperativa de consumo, con denuncias de sobreprecios y acaparamiento, música, consejos a los consumidores.

La gente cuando los oye pasar dice, “carajo, esos muchachos si joden con esa perola”, le gritan a Daniel: “negro, ponte serio” y Daniel les grita “Angelito ponte pilas que estás muy gordo, te espero en la reunión”.

El noti ateneo:

Miriam y Rory han palabreado a la señora Milagros que vende “Cidis” de música colombiana y de salsa frente al mercado periférico. Ella tiene una planta y una megacorneta, donde pone la música para promover su venta. Ahora ellos hacen un noticiero cultural de media hora, dos veces a la semana, sobre las actividades del Ateneo Popular Simón Bolívar, del aledaño Barrio Panamericano. Ponen música, anuncian el cine club, los conciertos, celebran las victorias de los campeones infantiles del taekwondo ateneísta y abren el micrófono a una larga cola de personas que vienen a hacer anuncios de ventas de dulces y a denunciar negligencias de las autoridades municipales en el asunto de las cloacas, matraca en la prefectura y pare usted de contar. La media hora se alarga, la señora Milagros se molesta y Rory le da un beso y la abraza mientras anuncia los “cidis” más solicitados del ranking de Milagritos, como le dicen cariñosamente los vecinos.

Los carteles,

Mira la batea como se menea:

Edilson, Miguel, Victoria y el Toro han montado un batea para hacer serigrafía en el patio del comité de salud, solo consiguieron tinta de un color, pero con un alógeno barato y tapando la luz que entra por la ventanita del baño, lograron hacer un bello bastidor que dice: “Que se vayan los camiones de carbón de la calle 6, la calle es de los niños y de los vecinos. ¡Basta de enfermedades y atropellos! Comité de Salud del Barrio Fabricio Ojeda”.

Al imprimir 300 ejemplares la batea se rompió, ¡pero 300 son bastantes!, “a ver cómo mejoramos la técnica la próxima vez”, dice Victoria inconforme, “no hay que presionar tanto la raqueta Miguel”. Miguel le sonríe y sale con el “Toro” a pegar los afiches en las bodegas y establecimientos de la comunidad.

El cine club comunal

Niños no se atraviesen en la pantalla que no dejan ver la película

Llega Fernando contento a la casa: “Mi amor, vamos al cine”, -la mujer extrañada le responde-, “mi alma y a voz que bicho te picó hoy”, “Chica, vamos al cine club de la comunidad aquí mismo” -le replica Fernando-, “es gratis y hoy ponen la historia de Allende, el presidente que mataron los gringos”, -la mujer se apura-, “me voy arreglar”, -Fernando el herrero se desespera-, “amorcito venite así que vamos a llegar tarde, ve que van a proyectar Juancho y Teddy y ellos son muy puntuales”.

Las proyecciones cinematográficas son una oportunidad para compartir y conversar sobre algún asunto que nos plantee la película, desviar el tema y conversar alguna urgencia colectiva y para ver buenas películas, de las que no pasan en la televisión o en el cine comercial.

Podemos hacer un noticiero de cineclub con una camarita casera y mostrar actualidades del barrio antes de cada proyección. Podemos ponernos de acuerdo varias comunidades para comprar y compartir un mismo proyector. Afuera debe haber un pote, para los gastos de mantenimiento y la compra de insumos.

La Radio Comunal,

voz del poder popular

“Buenos días Macarao, Buenos días Macarao, amanece en la república bolivariana de mis amores, donde la soberanía tiene el rostro de los y las humildes y pan, dignidad y sabor, son las palabras que definen el poder popular”. Se oye de cortina la canción “tin marín“ de Alí Primera, “esta que suena es Radio Macarao, comunitaria y libre, 104.7 FM, señal del cerro rebelde”.

Augusto y el negro Mallora fueron los que comenzaron el cuento, Mallora es electricista e hizo un curso de electrónica por correspondencia, Augusto es activista de las redes socioculturales del suroeste, la mamá de Mallora decía al verlos salir, mulato con hippie, de ahí va a salir un fenómeno.

Convencieron a Blanca y a Juan Andrés de que en la oficina administrativa de la Biblioteca “Roque Dalton” se podían instalar los aparatos: un trasmisor de 20 vatios que funciona a 10, armado por Mallora con unos planos que le obsequió el pana Alfredo Flores, un cable coaxial de 20 metros, una antena dipolo fabricada por Mallora, que bajó las instrucciones de Internet. Alfredo vino a ayudarlos para montar el aterramiento y hacer que la transmisión fuera más segura.

La profesora Lucía donó un reproductor y un micrófono profesional, y el día de la instalación vinieron la mamá de Mallora y sus compañeras de la casa de la alimentación y nos hicieron papelón y arepas con perico. Cuando se verificó la primera transmisión, todo fue alegría, los cohetes de Augusto anunciaron que la 104.7 de Macarao estaba “al aire.

“Un fenómeno, un fenómeno” gritaba alegre la señora Mallora.

En nuestras radios populares, no hay dueños, sino pueblo organizado para comunicarse, sus alegrías, sus victorias, sus derrotas sus intensos amores y despechos, su fiesta como decíamos anteriormente.

Ponemos la música que nos gusta, pero también nuestra música, la que se hace en el barrio, la de antaño y la de ahora, la que cuenta nuestra propia historia. También ponemos música rara, para educar nuestro gusto musical, ¿por qué no?

Hablamos de organización, porque nos organizamos, hablamos de necesidades porque las padecemos, bailamos porque nacimos bailando, cuando discutimos el hambre, somos expertos y postgraduados.

La radio no es un medio más de los posibles para nosotros y nosotras, todo medio es sustituible y posible, porque lo importante no es la herramienta, sino el cuento que tenemos que contar.

Pero los que hacemos una radio popular, hacemos tanto más porque se necesita bregar en nuestras comunidades, organizamos unidades de consumo, comités de salud, damos talleres de huertos familiares, tenemos una escuela de tambores, agitamos la calle cuando hay que pelear por nuestras reivindicaciones, alfabetizamos, damos serenatas, contamos de otras luchas propiciando la unidad popular, mantenemos a los jíbaros a raya, jugamos con los niños en nuestro propio plan vacacional. Por eso decimos que no somos medios, somos completos, somos la radio con voces de libertad.

ANA es pana

Las vocerías populares

Ruth comenzó hoy a dar un taller de noticias democráticas y periodismo de intermediación en “Radio Morena”, también asistieron los que hacen el Periódico “El marginal Ilustrado”, el próximo fin de semana le toca a Ronny dar un curso de producción radiofónica comunitaria. Luego viene Martha con el cuento del periódico popular y Cruz cierra este Curso de corresponsales populares, con una charla sobre el protagonismo popular en la historia de América Latina.

La idea es que toda la gente que esté haciendo cosas en la comunidad elabore y difunda sus propias informaciones, usando los medios que tenemos a disposición.

Dice Ruth: “Está bien para empezar, hay gente de todos los sectores y callejones y de varias organizaciones”. “Mogollón se trajo su patota, están felices”. Ahora, nuestra radio y los otros medios van a aumentar su poder de fuego, nuestras balas son las palabras, un aplauso para los presentes”, “y una pita para los que llegaron tarde” agrega Maritza.

En nuestras comunidades las experiencias comunicacionales y las luchas y experiencias, se están articulando en redes para fortalecer la vocería popular y revolucionaria. Estas redes son lo que se llama ahora multimedia, porque usan todos los medios a su alcance, para transmitir sus mensajes. Todos cuentan lo de todos y la palabra adquiere relevancia suficiente para parar las matrices de opinión producidas por los grandes medios.

“En vez de nombres complicados por qué no llamamos a esta red la Petra, o la Juana -dice David-, “nosotros por la Rinconada la llamaremos red popular del brollo” -dice Marianela apoyada por Eduviges-, “y que tal ANA,” -dice Gavipollo-, “agencia de noticias alternativas”, la gente ríe, aplaude y sigue la reunión donde el pueblo renombra lo que hace emancipando su tiempo y viviendo, mientras de la cocina viene el dulce olor del recuelo.

Dos notas de despedida para este primer librillo

El lenguaje de nuestra comunicación

“Habemos mucha gente capacitada para poner a trabajar esta empresa, aquí estamos los puros criollitos de aquí de Cabimas” voz de un obrero, héroe del trabajo, en micro censurado por Asuntos Públicos de PDVSA occidente en pleno paro petrolero, por usar la palabra “habemos” y no tener el casco identificado con el logo de la empresa.

No podemos hacer de nuestras radios, periódicos y producciones audiovisuales, una mala copia, una caricatura de la comunicación comercial.

O inventamos o erramos, se requiere ingenio para trabajar con pocos recursos, pero eso nos da la ventaja de la sobriedad y el ingenio nos sobra. Empezamos por preguntarnos que nos interesa contar a nosotros y que les interesa usualmente contar a ellos.

A los funcionarios correspondientes y a quién corresponda:

No se puede medir un medio social y el ejercicio libre de la palabra con la misma tabla raza que le aplicamos a los medios comerciales. Estos últimos enajenan y venden el espacio para trasmitir mensajes que no son naturales sino simulaciones publicitarias para moldear el gusto de las mayorías, de modo que, si queremos que se arreglen para que no atropellen los derechos de los ciudadanos, deben ser regulados y supervisados con suma atención.

Un medio de la gente no recicla el lenguaje sino que lo crea y recrea, el ejercicio libre y natural de las palabras renueva los códigos comunicacionales, en los mismos términos en que lo hace el arte y la poesía. Esto no siempre sucede, pero cuando sucede es la gente de la comunidad la instancia de regulación o de autorregulación, sin la intervención alevosa de funcionarios agentes proselitistas y empresas privadas. La ley se puede cumplir, siempre que interprete los nuevos modos del orden insurgente.

2da y última nota

Comunicación Alternativa y Proyecto Integral Comunitario

¡No queremos gobierno, queremos gobernar!

Recuerden lo del completo, no seamos solamente “comunicadores”, porque esta visión supone que otros son comunicados y cuando lo hacemos reproducimos la división social del trabajo de la opresión burguesa.

En nuestra comunidad está latente el nuevo concepto de soberanía de una Patria bolivariana y socialista. La patria es el hombre, aún se escucha en nuestras radios la canción necesaria, lengua del pueblo. Por tanto, debemos asumir para esta nueva soberanía popular las tareas que antes le eran exclusivas al estado burgués. A saber: la producción de alimentos, bienes y servicios, las prácticas socioeducativas y socioculturales de resistencia y vida social, la garantía de los derechos humanos, sociales, culturales y ambientales, y la defensa y seguridad de la patria. Ah, y por supuesto, la comunicación.

En manos del pueblo trabajador todas estas funciones se transforman, dejando atrás los fraccionamientos y maneras de la burocracia para entrar a las prácticas del sentido común. Una economía signada por la solidaridad y la propiedad social, una vida social que reivindique efectivamente el acervo e ingenio creador del pueblo para construir el porvenir, de justicia, libertad y dignidad por el que hemos peleado. Un sistema de defensa que esté diseñado y protagonizado por las multitudes. Y un sistema público de comunicación en manos de los trabajadores y de las comunidades populares.

Ya no más conceptos abstractos de gobernabilidad y soberanía de la democracia puntofijista. El desarrollo endógeno es cambiar las bases materiales de nuestra vida hacia la solidaridad y la justicia social, es construir el Poder popular y la soberanía comunal.

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